Situados al este de
La Habana, estos parajes no solo destacan por sus
paradisíacas playas, sino también por la gran cantidad de actividades recreativas que ofrecen
RAÚL ALARCÓN
Resulta increíble comprobar ‘in situ’ que la naturaleza haya bendecido con tan bellos paisajes y playas de ensueño a esta pequeña isla, de apenas 1.200 km de longitud, ubicada a la entrada del
Golfo de México, la cual sostiene su economía gracias al turismo.
Y es que con tanto por ver en las dos horas de camino terrestre que separan
La Habana de Varadero, resulta casi imposible quedarse dormido. Si no es un pueblo que parece haberse detenido en el tiempo con pobladores que se trasladan en vetustas carrozas y desvencijadas bicicletas, es el hermoso follaje que se confunde a ambos lados de la carretera lo que lo mantendrá expectante.
Mención aparte merece la parada obligatoria en el mirador del puente Bacunayagua (el más alto de
Cuba, con 110 metros de altura), el cual es considerado toda una proeza de ingeniería en la isla.
Cerca de aquí se puede apreciar la cadena montañosa de la Bella Durmiente, así como el emblemático pueblo de Matanzas (cuna de la legendaria Sonora Matancera), una pintoresca localidad que cuenta con varios puentes colgantes, así como con su propio malecón y una pequeña playa para sus habitantes.
PARAÍSO TERRENAL
La costa norte de la provincia de Matanzas está cubierta por 22 km de finas arenas blancas bañadas por un espectacular mar turquesa que han situado a Varadero en el top ten de las mejores
playas del mundo.
Con 52 hoteles situados en el litoral, aquí rige la política del todo incluido, con el ron cubano como protagonista estelar en mojitos, daiquiris y cuba libre. Eso sí, los whiskys más selectos, así como el champán Dom Perignon y los exquisitos habanos Cohiba y Montecristo se pagan aparte.
Si bien en
Varadero no se encuentra el servicio de Wi Fi ni en el cinco estrellas más connotado, las diversas actividades que se pueden realizar –además de echarse a tomar el sol por largas horas– en resorts como el Meliá Las Américas colmarán sus expectativas. Entre estas figuran los aquaeróbicos, el vóley playa, el básquet en la piscina, así como las clases de merengue. También podrá gozar de un espectacular campo de golf de 18 hoyos junto al mar caribeño, así como de paseos en botes a vela por la bahía.
Si quiere gozar de la experiencia de viajar en catamarán hacia el espectacular cayo Blanco, bucear entre arrecifes y peces tropicales o apreciar el atardecer le recomendamos contactar a Seafari Crucero del Sol en su hotel.
Por la noche, luego de cenar en alguno de sus cinco restaurantes (hay código de vestimenta solo para la comida) podrá disfrutar de un variado show musical en el teatro.
Si desea alargar la velada, en las inmediaciones podrá visitar lugares como La Rumba o el cabaret Continental del hotel Varadero Internacional, en donde la fiesta y el baile se extiende hasta altas horas de la madrugada.
Si olvidó el traje de baño o requiere de un bloqueador o bronceador a dos cuadras de este resort encontrará el centro comercial Plaza América.
Un punto de visita obligatoria es la mansión Xanadú, que data de 1927 y funciona hasta ahora como hotel. La casa, que perteneció al millonario Irénee Dupont de Nemours, posee una fina decoración en madera muy bien conservada, así como un bar muy bien surtido en su tercer piso, el cual posee miradores desde los cuales se aprecian el mar y el campo de golf.
Para visitar el pueblo, le recomendamos tomar el Transtur Varadero Beach Tour (www.transturvaradero.com), un bus con techo abierto que recorre los hoteles más insignes de la franja. Por 5 CUC (ida y vuelta) tendrá oportunidad de pasear por el pueblo de Varadero y su emblemática Av. Primera, una larga calle en la que encontrará bares, restaurantes, así como diversos centros comerciales y tiendas ataviadas con todos los souvenirs imaginables inspirados en la figura más venerada de la isla: el mítico Che Guevara.
LA RUTA DEL CHE
Para llegar al cayo Santa María es ineludible hacer una parada en Santa Clara, localidad que tiene como hijo predilecto a
Ernesto Che Guevara, en cuya Plaza de la Revolución se erige una efigie en honor a este mítico guerrillero, quien ocupó militarmente este lugar durante la revolución de 1958. Bajo su busto se encuentra un museo en el que se ubica una valiosa colección de objetos que pertenecieron en vida a Guevara y que guardan una estrecha relación con la historia cubana. Entre estos se pueden apreciar sus armas personales, así como su radio, cámara de fotos, su pipa, así como fotografías inéditas de diversas etapas de su vida. Junto al museo se encuentra el salón en el que se puede apreciar la tumba del Che, junto a la cual se ha colocado una llama que no se apaga nunca y que simboliza su eternidad (en ambos lugares está prohibido tomar fotografías).
El camino hasta el cayo Santa María toma unas cuatro horas y durante el trayecto se pasa por un puente construido sobre el mar en Caibarién, para luego llegar hasta Marina Gaviota, puerto desde donde parten catamaranes que recorren los cayos (los paseos de seis horas cuestan 89 CUC por persona). Muy cerca de aquí se encuentra el recién estrenado delfinario de cayo Santa María, el cual brinda espectáculos con lobos de mar y delfines. Si lo desea podrá nadar con ellos para la fotografía de rigor.
El Iberostar Ensenachos es uno de los resorts más suntuosos de esta localidad, ya que cuenta con salida a dos playas: Ensenachos y Megano, así como un muy buen equipado spa y actividades recreativas durante todo el día. Un verdadero templo para el relax